Thursday, November 21, 2002

Frustración de creyentes


El País es uno de esos diarios leídos fundamentalmente por creyentes. Un referente periodístico, intelectual y personal que a lo largo de los años ha creado una afinidad importantísima con muchos de sus lectores. En el diario de Polanco y Cebrián ven reflejada su vida, sus ideas, sus gustos, apetitos… y sus desengaños y frustraciones. Con El País han gritado, votado, protestado, apoyado, leído, reído y amado (sí, algunos han llegado a ese punto).
Ni cuando Roldán estaba debajo de la mesa de algún redactor jefe, ni cuando la agonía del felipismo les hizo caer en el ridículo, ni en las dos guerras digitales, ni cuando la información decía una cosa y los editoriales otra, ni con el reparto de papeles y afinidades más que electivas entre El País, la SER y Canal+ los paisadictos (convertidos muchos en prisadictos) han fallado a su diario amado.
Y ahora, por un quítame allá esas visitas, por cuatro euros y, sobre todo, por una decisión mal explicada, multitud de voces se alzan contra El País y su decisión de hacer de pago la edición digital. Quizá sea un buen negocio, pero algo se ha roto donde todo era paz y comprensión. Algo se ha perdido en la credibilidad y la empatía.
Lo lamentarán, véanse las quejas de los lectores en los foros y cartas al director.