Thursday, December 31, 2009

2009, despedida de un mal año

2009 apura sus últimas horas. Ha sido un mal año para el periodismo. Un año de crisis profunda con más de cinco mil periodistas despedidos en España, además de otros trabajadores de talleres, administración, comercial, etc.
Han sufrido tanto los medios tradicionales como los nuevos y el pago por contenidos aparece como una nueva esperanza para algunos pero con muchas dudas sobre su viabilidad y el impacto en el público.
El cierre del año con el informe de Reporteros sin Fronteras nos recuerda el asesinato de 76 periodistas, el secuestro de otros 33, 573 detenidos, casi 1.500 agredidos o amenazados y 151 blogueros y disidentes detenidos, además de un muerto encarcelado.

A la crisis económica se suma la amenaza de un retroceso en las libertades y los derechos. La conjunción de presión económica y política es un aumento del control de los contenidos y los usuarios. Sentencias como la reciente sobre las informaciones de la Cadena Ser o la presión para la protección de la propiedad intelectual crean inquietud y levantan alarmas contra las reacciones del miedo y el levantamiento de barreras frente a lo nuevo.
El periodismo fue peor. La restricciones para la información de los últimos años, con más manipulación, menos preguntas, menos responsabilidad de los políticos y los poderes se ha convertido ya en una práctica habitual a la que los medios y sus responsables no dan respuesta adecuada y contundente.
Y en televisión, un año de concentración. La esperanza de más canales, pluralidad y contenidos abierta por la TDT reducida por la creación de nuevas empresas que concentran más canales y plataformas.
2010 debe ser un mejor año. Dos tendencias como el tiempo real y el flujo social se consolidan. El periodista como red social y como marca será cada vez más importante, dentro o fuera de organizaciones y redacciones más grandes, es una tendencia y una forma de trabajo y concepción de la información imprescindible. Sus posibilidades y exigencias se superponen a las del periodismo de calidad. No lo sustituyen, lo amplían y ofrecen la gran posibilidad para los periodistas y los medios de volver a integrar desde el principio al público en la información.
El gran desafío será encontrar un nuevo negocio para la información en un ecosistema de estructuras abiertas, con amplia participación, movilidad y donde la facilidad del acceso a los contenidos será fundamental.