Libération está de nuevo en la calle tras una huelga que ha enfrentado a la redacción con su fundador, Serge July, y con los nuevos accionistas encabezados por Edouard de Rothschild.
El primer número se pregunta cómo reconstruir los barrios de Francia tras la revuelta de los incendios de coches. Quizás deban preguntarse también cómo reconstruir la confianza perdida dentro del diario y con los lectores abandonados estos días. ¿Habrá sido el golpe de gracia definitivo para Libé?