Monday, November 28, 2005

El fin de las certidumbres

Libération está de nuevo en la calle tras el acuerdo entre sus trabajadores, la dirección y el accionista de referencia, Edouard de Rothschild. La gran fractura abierta entre el director fundador, Serge July, y la redacción se tapa por un futuro para asentar lo fundamental del diario, según la Sociedad de Redactores, y emprender un plan de desarrollo con tres líneas definidas:
diario bimedia con internet,
papel más analítico y de grandes coberturas para ser una revista diaria, y
apuesta por la edición del sábado (la de fin de semana) con nuevos suplementos.
"La era de las certidumbres industriales ha terminado", sentencia July. La revolución digital ha traído la era de la abundancia y las posibilidades de elección, personalización y selección social de los medios que no existían en la era industrial.
July tiene razón, pero la prensa sigue bizca con esta evidencia. Quizá es porque es una de las industrias más perfectas de la vieja era y refundarse no es fácil cuando internamente se sigue viviendo con códigos, hábitos, rutinas y demandas industriales.
Editores y trabajadores están atrapados en ese eterno dilema entre oficio, profesión liberal, servicio público, a los que se sumaron la industria del entretenimiento con sus códigos de masas y luego la rebelión de los consumidores, primero con la infidelidad del mando a distancia y ahora con la presión del periodismo 3.0 y participativo.
La indefinición estratégica de muchos medios, las contradicciones profesionales (estatutos, colegios, sindicatos junto a precarización laboral e irrupción de nuevos productores de información) son parte de ese resquebrajamiento de un modelo industrial todavía no sustituido.
Los profesionales de Libération afirman haber encontrado en "el fortalecimiento de la diversidad de pensamiento" una nueva fuerza de libertad y creatividad para renovarse.
"Un diario de izquierda libre para sus lectores y para sus periodistas", promete su director. El viejo espíritu vuelve a la redacción, veremos la reacción de los lectores.

P21 | El capitalismo puede con Libération