Europa está preocupada por el pluralismo en los medios. El dominio de los monstruos de la globalización digital, de Google a Facebook; las dificultades de los medios informativos para mantener su independencia económica; la erosión de la radio y la televisión públicas; la confusión de información, opinión, entretenimiento y rumores en medios, redes sociales y blogs; la presión de los gobiernos y la estrecha relación entre políticos y medios; la concentración y el control en muy pocas manos, y la falta de transparencia editorial o de las plataformas digitales con los usuarios animan a la Comisión Europea a fijar criterios de únicos y controles a través de autoridades y consejos nacionales cuando en muchos países como España sus funciones se desvanecen.
¿Puede Bruselas erigirse en regulador del pluralismo informativo y de los medios? Conociendo el funcionamiento de las instituciones europeas y su voracidad reguladora y burocrática, la iniciativa de la vicepresidenta Neelie Kroes, responsable de la Agenda Digital Europea, eriza el vello de muchos.
Las metas de una futura regulación apuntan en un informe sobre pluralismo y libertad de medios recién publicado por un grupo presidido por la ex presidenta de Letonia Vaira Vīķe-Freiberga. El documento aboga por una sola legislación de prensa y medios en la Unión Europea para hacer efectivo el atrasado mercado único de contenidos, pero también unificar el apoyo al periodismo de calidad y el pluralismo. Exigir códigos de conducta transparentes a los medios, unificar la protección de datos y evitar la concentración del ecosistema digital en unas pocas manos.
Todo vigilado por autoridades de medios, no sólo audiovisuales. Nacionales pero coordinadas por un regulador central europeo. Entre las novedades: permitir a los ciudadanos renunciar a la personalización digital para evitar y garantizar la neutralidad de la red.
La burocracia da miedo, pero las recomendaciones de pluralismo, transparencia y más derechos ciudadanos en una sociedad de la información acelerada son un acicate para pensar una mejor democracia.
Columna en los diarios de Vocento