Thursday, April 19, 2012

Patagonia

Autocensura. La TVE asediada por un gobierno hostil, quejoso de su tratamiento informativo, cancela el capítulo Patagonia de la serie Españoles en el mundo. El recelo no ha podido con el recuerdo de Santa Cruz, corazón de esa tierra y donde Cristina y Néstor Kirchner forjaron sus carreras políticas. Un programa pensado para mostrar a la gente y cómo vive entre otros sucumbe a la desconfianza y el exceso de celo. La gente, argentinos y españoles que tanta sangre, lazos, familias, historias y pasiones compartimos, es víctima del patriotismo y los desplantes de la expropiación de YPF. Sobran gestos grandilocuentes, propaganda y censuras que convierten un conflicto económico en una brecha entre personas.

Cristina Kirchner es mujer de gestos y frases extremadamente cuidadas. Al anunciar la expropiación de la petrolera levantó un frasquito de petróleo centenario, extraído de los primeros pozos argentinos, rematado con la bandera argentina como lazo. A su lado, algunos ministros jaleaban y aplaudían como cuando Riquelme levanta La Bombonera en una jugada de Boca. Un anuncio, un gesto emotivo y un desplante: el gráfico en trompa de elefante de las miserias energéticas.

El gobierno Rajoy se siente agredido, España atacada. Anuncia medidas contundentes, de esas que la secular práctica diplomática aconseja tomar con respaldo de otros y no anunciar. Las tertulias se incendian con la llama del combustible negro.

Mercedes, Miguel, Isabel o Manuel siguen contando su historia patagónica en la web. Para quien quiera verlos, en España, Argentina o donde sea. Más allá de los gobiernos, las empresas y los conflictos políticos y económicos está la gente, la que se reconoce, encuentra y entiende sin los grandes gestos que tanto suelen ocultar.

Latinoamérica sufre el castigo de la falta de solidaridad. Un divorcio ancestral entre parte de su población más rica, viejos criollos, y el pueblo. Cristina y Repsol pasarán. Tenemos la memoria común, la vida y tantos sentimientos. Dejar que la censura y la propaganda nos separen es un mal mucho peor que las desdichas de Repsol.

Columna en los diarios de Vocento