Recortes. Es el mensaje tras el código QR con el que se han presentado los Presupuestos del gran ajuste. Un mal augurio para un sector audiovisual sin señales de nuevo modelo.
En pantalla solo una dura carta de ajuste. Rajoy y su gobierno no sintonizan la televisión y el cine futuros. Dos años después del apagón analógico, la TDT vive una crisis anunciada y la vuelta al duopolio de las grandes cadenas privadas: Telecinco y Antena 3.
La TDT apaga los nuevos canales y las viejas privadas mantienen el poder pese a la caída de la publicidad. La televisión pública está en derribo, el audiovisual hace cábalas sobre el futuro de la producción sin apuesta decidida por los nuevos negocios digitales y el cine agota un modelo de subvenciones ineficiente sin alternativa a la vista. Un paisaje devastado que puede dejar solo despojos y pérdidas tras lo invertido tantos años.
RTVE se hunde. Sigue sin presidente tras la dimisión de Oliart en julio de 2011 y sus ejecutivos comienzan a huir antes de ser cesados. Un Consejo de Administración sin confianza ni revovación es incapaz de tomar decisiones para planificar el recorte de más de 200 millones de euros de presupuesto.
El Gobierno no avanza más plan para la televisión estatal que la inanición y los partidos, enrocados en ideología, fobias y reparto de regalías ni dibujan alternativas ni renuevan el mando de la Corporación. De nuevo falta independencia y un modelo de servicio público. La audiencia de La 1 se desploma por debajo del 13%, la más baja de su historia, y solo el fútbol y los informativos resisten cuando las reposiciones y los viejos programas rellenan horas mientras se aparcan las nuevas producciones.
Los productores no atisban futuro. RTVE y las autonómicas han sido motores del crecimiento de una industria que pierde público y recursos. El recorte de un 35% en la financiación del cine -de 76 millones a 49- dejará butacas para películas extranjeras sin desarrollo de un negocio alternativo. Después del gran recorte debería haber un nuevo modelo para la convergencia. Por ahora, sin noticias.
Columna en los diarios de Vocento