Transparencia no es indefensión. La pasión y los beneficios de compartir, en internet, en las redes sociales, en los teléfonos inteligentes, deben hacernos más libres y capaces, no más esclavos. Cuando un gobierno como el británico anuncia un plan para espiar en tiempo real la actividad digital y los correos de los ciudadanos, Gran Hermano acecha. La política del miedo invoca oscuras amenazas –terroristas, económicas, etc.- para aumentar el control del poder. El plan británico choca contra la libertad de los ciudadanos y con el empuje legal para proteger su privacidad en las redes.
El anuncio del gobierno conservador de David Cameron coincide con la entrada en vigor en España de la nueva regulación sobre publicidad y marketing digital que obliga a las empresas a buscar elconsentimiento de los usuarios para vigilar su actividad en internet a través de cookies, el código que sirve para identificar su actividad e intereses. Mientras Europa debate el derecho al olvido, la capacidad de los usuarios de limpiar su pasado en las redes, planes como el británico recuerdan las amenazas de una sociedad cada vez más transparente.
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