“Defiendo la prensa libre, son los diarios lo que no soporto”. Las palabras del dramaturgo Tom Stoppard son buen resumen de lo que británicos y ciudadanos de todo el mundo sienten al conocer el escándalo de las escuchas ilegales de The News of the World (NotW). Su caída puede anunciar la de Rupert Murdoch, el último magnate.
En el cierre del segundo periódico en difusión de Gran Bretaña, con 2,6 millones vendidos cada domingo, se oculta el exceso de poder de la prensa sensacionalista, el cambio de la industria de los medios, la necesidad de News Corporation de salvar su televisión de pago BSkyB –en proceso de hacerse con el 61% del capital frente al 39% actual-, las estrechas relaciones entre prensa y política de las que Murdoch ha sido maestro de muñidores, y los lazos y ambiciones dentro del clan de la familia más poderosa de los medios, empeñada en salvar a James Murdoch y a Rebekah Brooks, ex directora del dominical y mano derecha del dueño de News Corporation.
Un escándalo que deja enseñanzas y sospechas sobre los medios, la política y sus relaciones no sólo en Gran Bretaña. Aquí hace tiempo que no tenemos prensa amarilla, pero sus mañas, sin llegar al atrevimiento de NotW, están ocupadas por medios que bajo la apariencia de calidad informativa mantienen relaciones con los políticos, la policía y los poderes económicos que emulan la maestría del viejo Murdoch.
Columna en Estrella Digital