Francisco Camps dimite con gestos de ópera bufa. Un sacrificio en ofrenda por el bien del PP y de su líder Mariano Rajoy, siempre a la espera, dejando que las cosas pudrán con el tiempo y la ley de la gravedad política. Camps declama, censura las imágenes en directo de su comparecencia, y convierte su despedida en autoreivindicación y mítin de la larga precampaña que nos espera. Rajoy calla y dicta un comunicado. Los dos rechazan preguntas. Niegan a los medios y a los ciudadanos su derecho a la información, esencial para una democracia responsable.
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