Que se dé prisa, más Prisa, deprisa.
"Más difícil resulta entender que el Gobierno de Rodríguez Zapatero no exija y aplique cuanto antes el principio de reciprocidad, dentro de la liberalización más absoluta, con los Gobiernos de todas las repúblicas hermanas de América Latina".
Más Prisa. Es lo que quiere El País y por eso apura en su editorial al presidente José Luis Rodríguez Zapatero para que le eche una mano con sus compras en Latinoamérica.
A Prisa le ha sentado mal, muy mal, que Planeta le levantara el colombiano El Tiempo después de tanto tiempo cortejando a la familia Santos.
Las explicaciones de la decisión de los dueños del gran diario colombiano sentaron todavía peor: Planeta garantiza más independencia que Prisa.
El grupo español no vive su mejor momento tras la muerte de Jesús Polanco. Prisa quiere mantener su poder y aumentar su sueño americano, pero la competencia aumenta dentro y fuera.
Por eso el día que prueba el color en todas sus páginas, preparando las mejoras que presentará a principios de la nueva temporada (final de septiembre), azuza al presidente Zapatero para que le ayude a abrir los mercados de medios latinoamericanos por mor de la reciprocidad y de la "liberalización más absoluta", de la que tanto se ha quejado en otras políticas y áreas.
Por primera vez en muchos años a El País le amenaza una competencia cuyo principal objetivo es hacerse fuerte en su mercado.
Su promotor, Jaume Roures, le disputa además el mercado de los derechos audiovisuales deportivos.
José Manuel Lara ha decidido ampliar el negocio de medios de Planeta (para el que trabajo). El Mundo se ha convertido en el gran grupo mediático de la derecha con la compra de Recoletos y el ex presidente José María Aznar impulsa varias operaciones de medios desde su posición de consejero de Rupert Murdoch.
Como en casi todos los grupos mediáticos, negocio y voz editorial se confunden. Información es poder. Para lo bueno y lo malo. En Prisa y El País esa ecuación se practica desde hace mucho tiempo.
La diferencia es que ahora afloran nervios y urgencias a los que esa casa no estaba muy acostumbrada.
Ciudadanos y periodistas no necesitamos más confusión entre información y poder político y económico.
Bienvenida la reciprocidad legal para la propiedad de los medios. Bienvenida siempre una mayor apertura de los mercados y más garantías para la pluralidad y la independencia de los medios. Bienvenida la pluralidad informativa y editorial. Bienvenida también la distancia entre las posiciones editoriales y las necesidades empresariales.
Bienaventurada la separación entre los periodistas y su trabajo, y los intereses de sus editores.