Comprar un televisor con conexión a internet todavía es una aventura para muchos. Una incomodidad a punto de acabar. Se acabó dudar sobre los formatos de vídeo, las aplicaciones propias o abiertas, conexión directa o mejor con un descodificador o un disco duro, wifi incorporado o no. Una conspiración técnica y de contenidos contra la sencillez y simplicidad de la televisión. El resultado: muchos televisores se compran pero no se conectan nunca o no se usan sus aplicaciones porque la pantalla se hace demasiado compleja. La industria audiovisual –cadenas, anunciantes, fabricantes y servicios de streaming y vídeo bajo demanda- quiere acabar con la complejidad de la televisión conectada, facilitar la convergencia de la televisión con internet y la migración de las cadenas al nuevo entorno digital sin sobresaltos, ni para los espectadores ni para la industria.
Dentro de poco los usuarios se encontrarán con un nuevo distintivo para distinguir a los televisores HbbTV, el estándar europeo de televisión híbrida con internet acordado con el Ministerio de Industria. Fin del rompecabezas: el sistema facilitará el acceso a los servicios digitales de las televisiones - vídeo bajo demanda o sistemas de información interactiva-, conectarse con las redes sociales o usar videoclubs y aplicaciones de vídeo con sólo conectar su televisión a la red.
El consenso sobre el sistema de televisión híbrida convierte a 2012 en el año de la televisión conectada y marca el fin de la televisión como un sistema independiente. Ahora se sumerge en internet a un clic del mando.
Fin de la limitación de las licencias, por número de canales o por territorio o de la programación a la que se puede acceder. Una nueva era que cierra la implantación de la TDT y anuncia la convergencia de contenidos - en vivo, diferido o a la carta- y pantallas con un sistema que facilitará el uso de aplicaciones en televisores, móviles y tabletas. Televisión e internet se emparejan para evitar la fragmentación de pantallas.
Columna en los diarios de Vocento