Monday, May 21, 2012

Inteligencia Google



Basta de perderse, de saltar desesperadamente de enlace a enlace para acabar en páginas sin respuesta a lo que buscamos. Google quiere ser inteligente y dejar de responder a las consultas con páginas web para hacerlo con conocimiento. Al menos, relaciones entre datos. Esa es la promesa de su gráfico de conocimiento (Knowledge Graph).
Cuando haga una búsqueda, el usuario encontrará información en la página de resultados de Google. Una respuesta con personajes, lugares, cosas, etc. y sus relaciones: conocimiento entendido como relaciones entre cada búsqueda y los 500 millones de objetos (entidades) y los 3.500 millones de datos que el buscador ya rastrea y relaciona.
Google responde al gran desafío de la sociedad de la información: como evitar la intoxicación de la abundancia (infoxicación) y encontrar respuestas relevantes en menos tiempo y con el menor esfuerzo posible.
Es la mayor impugnación de Google a la ley de su famoso algoritmo, el page rank de la relevancia de cada página de internet. Hace unos meses incorporó también un social rank para incluir la búsqueda y las relaciones sociales, ahora añade inteligencia semántica para parecerse más a una Wikipedia –pero sin editores humanos- y saltar de la web para responder a cualquier necesidad de información sobre el mundo y las cosas.
La diferencia entre los datos y el conocimiento son las relaciones, el contexto. Vivimos un mundo con conocimiento de segunda mano, dice el filósofo Daniel Innerarity: contado por otros y al que accedemos con su interfaz y sus reglas. Ese peligro aumenta bajo el blanco objetivo de la cajita del buscador. Google busca más atención y tiempo de los usuarios en la web, los móviles y las tabletas, necesitado de retenerlos en sus páginas para ganar rentabilidad.
Google sigue atrapando contenidos para aumentar el negocio en sus páginas. Los usuarios encontrarán muchas ventajas, Google reducirá la complejidad del mundo y lo simplificará, pero será bueno recordar que la sumisión a la comodidad adormece la inteligencia.

Columna en los diarios de Vocento