Monday, November 17, 2003

Escenas de la televisión de todos

Pobres catalanas en la televisión madrileña


Elecciones catalanas y despedida de Pujol tras una transición y lo que va de democracia en el poder. Las televisiones que se ven en Madrid apuestan por su programación habitual, con la excepción de las públicas: la estatal TVE y la autonómica Telemadrid.
En pantalla durante el recuento: La sombra del diablo en TVE-1 (ya saben, IRA, terrorismo y suspense, quizá con retintín). Antena 3 y Telecinco, a lo suyo: Aquí no hay quien viva, cierto, y Gran Hermano: el debate, formativo, según Mercedes Milá.

TVE volvió a ofrecer con Alfredo Urdaci al frente otro ejemplo de incompetencia y manipulación informativa. Durante el especial que siguió al telediario, Urdaci hizo al PSC "primera fuerza política de Cataluña" poco después de las nueve. No se recuerda rectificación postrera.
Acabado el telediario y el especial, llegó el espectáculo. TVE-1 emitió la película de Alan J. Pakula protagonizada por dos generaciones de guapos: Harrison Ford y Brad Pitt. En medio de tanta masculinidad deseada, a Urdaci no le cuadraban ni Carod-Rovira, vencedor virtual y líder de la tercera fuerza catalana, ni Rodríguez Zapatero, perdedor por extensión y líder de la oposición. No hubo un minuto ni una frase para ellos.
Sí hubo tiempo y oportunidad para hacer una desconexión con Josep Piqué, cabeza de lista del PP, cuarta fuerza catalana, que salió con el maquillaje maltrecho y el deber cumplido. Tiempo para otra conexión con la traca final de CiU y despedida emotiva a ojos cerrados de Jordi Pujol. Momentos dorados casi secuestrados –a Telemadrid le dieron ganas de cortar, y no es de extrañar– por el inefable Durán LLeida.
La televisión de todos (pero más de algunos).

Telemadrid lo intenta y yerra. Suspende su anunciada Conflicto de intereses para aplicarse en un soso y desinformado especial. Sin invitados, sin comentarios, sólo conexión y datos. La cadena autonómica se empeñó toda la noche en asignar 50 diputados al PSC en las pasadas elecciones. Toda la noche sin corregirlo y poner en los gráficos los 52 diputados reales del partido de Maragall.
Para Telemadrid, en una muestra de falta de tacto y empecinamiento, Girona es Gerona y Lleida, Lérida. Hasta aquí la coherencia lingüística, aplicable en los topónimos oficiales. No tiene perdón que Josep Lluís Carod-Rovira sea José Luis, según el locutor. Serán dos señores distintos.
Para rematar, la traductora domina el catalán que Aznar hablaba en la intimidad. El espectador se pierde con una traducción imprecisa y a trompicones, donde términos esenciales se sustituyen por palabras que no son sinónimos en castellano. La única traducción fiable se escuchó en TVE-1. Algo es algo.

Suspenso general para las televisiones. Poco servicio público y peor realización en las públicas, las únicas que acudieron a la cita.

La Vanguardia | Intensa noche con Letizia en la mirada