Homenaje a la Constitución
La historia demuestra que los homenajes se hacen cuando las personas o las instituciones están moribundas o fenecen como Copito de Nieve. Los premios honoríficos son desfiles de gente agotada, viejos por su vida o por decisión pública. En esos trotes anda la Constitución del 78, la más democrática de las españolas, pero no la única.
Que muera de muerte natural para renacer remozada. Entonces si sería la primera de las españolas inmolada por voluntad propia y no por la fuerza de un tirano.
TVE se lanza a la conmemoración de los 25 años con una lectura colectiva –300 personas, famosas y anónimas– y poco inteligible.
Si lo dice el Telediario, será que esta Constitución sacralizada y manipulada, nunca tan popular, menos libertaria y más social que la Pepa de 1812, efectivamente está moribunda.
No estará de más dejarla morir para que renazca en otra si tantos la dan por avejentada, poco dispuesta a luchar por su propia vida sin argumentos prestados. Las constituciones no son de papel, que rompe fácil. Son de genio, más maleable y cambiante.
No estará de más cambiarla ahora que su inspiración alemana anda también en reformas.
Miguel Ángel Bastenier se pregunta en El País porque no la cumplen en lugar de leerla. Que responda Urdaci sin siglas ni retruécanos.
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