Desintermediados
A los españoles se les viene encima otra carta del Gobierno. Esta vez sobre el Prestige y la actuación del Ejecutivo. Para qué contar con los periodistas, simpre molestos y traidores, cuando se puede desinformar al ciudadano sin su ayuda. Si la tradicional labor de mediación está siendo socavada por la audiencia, porqué no contribuir también desde la Administración.
Ante el irreversible hundimiento de todos los portavoces gubernamentales que han intervenido en el siniestro, o formado parte del mismo. Cuando incluso los fieles y conservadores espectadores de los telediarios de TVE 1 están ciegos de grumo negro y desertan de los otrora alimenticios informativos oficiales. Con un panorama de medios alterado en el que "ya no te puedes fiar de nadie", con Pedro J alabando a Zapatero, ABC telenojado y los traidores de siempre que sólo saben ver lo negativo (Van Gaal llegará a secretario de Estado, por lo menos), sólo queda Anson y su troupe bien colocada por los medios públicos. ¿Alguien sabe qué fue de Antena 3?
Pero para qué perder el tiempo cuando la empresa privada recurre cada vez más al marketing directo. ¿Porqué no el Gobierno? No es mejor evitar al molesto Parlamento, a los medios enemigos e incluso a los honrados. Total, pagan los ciudadanos. ¿Qué mejor ejemplo de eficacia reformista que utilizar los datos privados que la Administración debiera tener en custodia para llegar a cada hogar, a cada elector, con una carta personalizada? ¿No es mejor segmentar, abandonar el ya ineficaz broadcasting y pasarse a la modernidad del narrowcasting?
Más que nunca hacen falta medios que informen, que ofrezcan los datos que los portavoces oficiales no dan. Investigación sobre cuántos recursos se emplean y para qué, cómo y con qué objetivos. Información para no perder el juicio con el correo.