Thursday, September 19, 2002

La prensa argentina se blinda para aguantar la crisis


La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) ha elevado al gobierno argentino una serie de peticiones para preservar la independencia y viabilidad económica de la prensa en la mayor crisis económica que ha sufrido el país desde la hiperinflación.
Las medidas solicitadas pasan por la limitación de la inversión extranjera al 30% de la propiedad de un medio, la exoneración del IVA para los pequeños diarios y rebajas fiscales del 50% para los medianos y grandes diarios. Los editores también han pedido al ejecutivo del presidente Eduardo Duhalde facilidades para el pago de las deudas impositivas.
Adepa alude al papel cultural y político de la prensa para justificar su reclamo y recuerda que la mayoría de los países desarrollados mantienen legislaciones proteccionistas para asegurar la pervivencia del capital nacional en los medios de comunicación. Y tiene razón.
El conflicto entre la libertad de mercado y los valores culturales y políticos de los medios es una vieja discusión agravada con el advenimiento del corporate journalism. La globalización no aporta tampoco grandes luces. ¿Puede una empresa extranjera cumplir los requerimientos de la función pública del periodismo? ¿No es más fácil que el capital ajeno sacrifique los estándares éticos y políticos que el dinero nacional? ¿Es posible –o conveniente– hablar de capital propio y ajeno en pleno proceso de globalización? ¿No son los derechos y libertades fundamentales lo que los medios deben defender?, y ¿no son esos universales?
Recientemente la excepción cultural francesa ha acabado con la carrera de Jean Marie Messier al frente de Vivendi. J6M, como gustaba llamarse, soñó convertir una empresa francesa en una empresa global dominada desde un ático de Manhatann. ¿A Messier lo derribó la revuelta de la excepción o los resultados?
Es imposible diferenciar el capital monetario del político, cultural y cívico de los medios, para bien y para mal. Ese capital inmaterial es el mayor activo, pero cuando se acude a él para salvar la caja hay que aceptar la responsabilidad consiguiente. Y el primer mandato es mantener la independencia, que debe ser salvaguardada en una petición como la de Adepa. Sería mejor para la prensa argentina que Adepa solicitase un gran acuerdo parlamentario para aprobar esas medidas. Aludir a leyes antiguas no es lo más oportuno, los precedentes siempre traicionan.