La fusión digital agria la guerra interna en El País
La filtración de que el Gobierno autorizará la fusión de Canal Satélite Digital (CSD) y Vía Digital ha supuesto un espaldarazo sin precedentes a Jesús Polanco. Las acciones de Sogecable subieron el día del anuncio más de un 3%, cuando habían perdido un 10% el último año. Es la primera vez que en Europa se acepta una fusión de este calibre sin garantías exhaustivas para el pluralismo y la libertad informativa.
Las condiciones impuestas por las autoridades en Italia, Gran Bretaña y Alemania han sido mucho más duras. Según fuentes del ministerio de Economía citadas por Expansión, el Ejecutivo sólo garantizará los derechos de las retransmisiones de fútbol para los operadores de cable. Otra vez el fútbol como interés general. Así entiende la libertad informativa el Gobierno español.
Los intereses económicos no han dejado de estar presentes en la modificación de la política editorial de Prisa, que ha organizado un reparto de papeles entre Canal Plus, la Ser y El País con respecto al gobierno Aznar y sus políticas que comienza a provocar disgustos entre los profesionales históricos del imperio mediático. Prisa es hoy un caso típico de cómo los intereses corporativos inundan y condicionan la independencia informativa. No hay libertad editorial frente al poder del dinero. El reparto de buenos y malos, pro y contragubernamentales oficiado por El País y la Ser se está convirtiendo en uno de los fenómenos de comunicación más lamentables de la democracia.
El diario que desde la Transición ha sido en España estandarte de libertad, transparencia y oficio periodístico está condicionado hoy por su carácter de instrumento de poder económico al servicio de intereses corporativos.
Esta situación ha llevado a la dimisión de Joaquín Estefanía como director de Opinión de El País debida a su oposición a las directrices empresariales respecto a la línea editorial. Le sustituirá Lluís Bassets, que vuelve a ganar puntos como candidato a la sucesión del actual director, Jesús Ceberio.
La versión oficial se puede leer en El País