¿Escuchan los partidos o volveremos a sufrir un simulacro de debate electoral? Al final del encorsetado cara a cara de 2008 entre Zapatero y Rajoy los jefes de campaña prometieron que las próximas elecciones serían la oportunidad para un debate abierto a la ciudadanía, con participación en internet y transmitido en red. Parece que volverán a incumplir sus promesas.
El PSOE ya ha aceptado la invitación de la Academia de la Televisión y de las cadenas nacionales privadas. El PP siempre va a remolque, pero acabará aceptando un debate tan tasado en temas, tiempos y formas que será, como siempre, una sucesión de monólogos propagandísticos donde sólo la mímica y la reacción emocional de los candidatos depara algún interés.
Es hora de institucionalizar estos debates electorales, sin que dependan de la discrecionalidad de los partidos, y de cambiar el viejo formato televisivo por un debate abierto para la era multimedia, en internet, neutral, accesible desde cualquier equipo y plataforma, y abierto a la ciudadanía.
Si los políticos quieren escuchar de verdad, como prometen tras las protestas del 15M y el desapego ciudadano reflejado en las encuestas, lo primero que deben hacer es contestar a sus preguntas y dejar de repetir sus machacones y retóricos mensajes de campaña.
No hay ninguna razón para que el debate sea propiedad de una televisión, comercial o pública, y de sus profesionales. Televisión e internet juntas pueden ofrecer un debate abierto, con preguntas del público para romper la monotonía de la propaganda, y moderadores elegidos por los ciudadanos.
Un debate donde puedan participar más candidatos para romper la trampa del bipartidismo y donde los candidatos que quieran puedan seguir contestando preguntas tras la emisión. Gestionado por una fundación con participación de medios, partidos, asociaciones y colectivos sociales que se encargue de la organización y de una plataforma para todas las elecciones.
Se intentó en 2008 pero no se consiguió. Ahora es la hora de un debate abierto. Si de verdad queremos mejorar la democracia, empecemos por democratizar sus ritos.
Columna en los diarios de Vocento