La revuelta de Tottenham se avivó en las redes sociales con BlackBerry Messenger. Ahora otros ciudadanos se organizan en Twitter con #riotcleanup para reparar los daños. Dos redes sociales con comportamiento distinto para dos tipos de acción de diferentes grupos de ciudadanos. La división social también se refleja en las redes: a un lado una red privada, propia del fabricante de móviles, difícil de rastrear al estar encriptada: del otro una red abierta, de acceso libre a través de cualquier equipo. En ambos casos, los ciudadanos vuelven a desbordar a la política, la polícía y a los poderes tradicionales con su capacidad de información, debate y movilización. Si los incendios de Londres son una muestra de la exclusión social y el fracaso de la Big Society de David Cameron, su apelación a la responsabilidad y participación cívica para justificar los recortes públicos, la respuesta de muchos ciudadanos para atajar los efectos de los saqueos son una muestra de una sociedad vibrante capaz de responder a los problemas con más eficacia que el poder político y policial.
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