Friday, February 08, 2008

Rajoy emula al Cardenal Cisneros

El absurdo contrato propuesto por Mariano Rajoy para los inmigrantes no es nuevo en España. La intención de convertir al extranjero, de someterlo a los valores y costumbres más allá de las leyes y los derechos es ley de castellano viejo.
Su embanderamiento por Rajoy reafirma una vez más lo poco de liberal que tiene el PP y lo mucho de conservador y autoritario que le anima.
Es la política del miedo de todos los días.
Los profetas de la catástrofe no tienen otros argumentos.
Rajoy se empitona y se emboza de Cardenal Cisneros. Cuenta nuestra historia que cuando los Reyes Católicos entraron en Granada en 1492 no les gustó el aire árabe, morisco, de la ciudad. Encomendaron a fray Hernando de Talavera la conversión de los mudéjares y el primer arzobispo de la ciudad se entregó a la predicación y los argumentos.
Tanto que le llamaron el santo alfaquí.
Pero cuando los monarcas volvieron en 1499 se espantaron de las costumbres moras que perduraban y cambiaron al bondadoso fray Hernando por el Cardenal Cisneros.
Y comenzó la quema de libros, las torturas, las presiones y la conversión forzada o premiada. Tanto que los moriscos se rebelaron en el Albaicín y el levantamiento se extendió por las Alpujarras hasta ser sofocado con gran mano dura.
Rajoy se siente Cisneros apaudido por palmeros como Miguel Arias Cañete, ese señor que acostumbrado a las atenciones de sus amigos latifundistas, para los que tanto trabajó en el Ministerio de Agricultura, se siente mal servido por los camareros inexpertos.
Santiago y cierra España, entonan los conservadores como el rey Alfonso VIII, que veía la batalla perdida y arengaba a sus tropas a no ceder contra los árabes en la Reconquista.
Lo más rancio del pensamiento conservador español vuelve y es aplaudido con fervor en la derecha mediática y entre los fans del líder del PP en las redes sociales. Tan acríticas.
Pero confunden los valores con las costumbres, como les dicen quienes los apoyan, y por supuesto olvidan la ley y la realidad.
Da igual. En elecciones todo vale. Es la banalidad de la democracia.
Cerrar España. Cerrar Europa.
Los líderes políticos se aferran a los muros ante la falta de ideas y olvidan el cosmopolitismo, la sociedad abierta, el talante liberal que son la cuna de la civilización europea.
El miedo da más votos y mantiene a las conciencias domadas ahora que el infierno vuelve a estar plagado de pecadores (Rouco sonríe al resguardo del palacio arzobispal).