Thursday, February 07, 2008

El poder de tu voz, mientras no acuses



¿Es este anuncio un alegato a favor de los derechos humanos?
¿Es una crítica injusta o falaz?
¿Cabe defender los derechos humanos sólo de palabra y no recordar a quienes los incumplen?
La Subdirección General de Medios Audiovisuales del Ministerio de Fomento cree que sí. Es mejor tirar la piedra al vacío, donde nadie es responsable, que apuntar a los responsables.
La campaña El poder de tu voz lleva ocho meses detenida en una lucha entre Amnistía Internacional y Fomento para que sea excluida del cómputo de publicidad y pueda ser difundida gratuitamente por las cadenas de televisión que quieran colaborar libremente sin penalizar sus tiempos legales de emisión publiciaria (artículo 13.4 de la Ley 25/1994 de Radiodifusión Televisiva).
El Ministerio aduce que el "anuncio no se limita a difundir y promover los derechos humanos lo que, desde luego, tendría la consideración de finalidad de carácter benéfico, sino que también atribuye la violación de derechos humanos a líderes políticos internacionales".
¿No ve Fomento con los anteojos de la corrección política más de lo que Amnistía muestra?
En el anuncio salen imágenes de Fidel Castro, Muamar el Gadafi, Mahmud Ahmadineyad, Ban Ki-moon, George Bush, Vladimir Putin o Ehud Olmert con una voz en off de otro personaje declamando frases de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
¿Acaso no deberían defender adecuadamente los derechos humanos esos dirigentes?
Dice Fomento que no se puede "calificar de neutras o de carácter benéfico campañas en las que se ataque a grupos políticos, religiosos profesionales, cualesquiera que sean los principios o valores en que digan basarse los promotores de las mismas".
Ya lo saben. Sólo se pueden defender los derechos humanos en abstracto. Nada de apuntar con el dedo a quienes los violan.
Es de mala educación. La corrección política no lo soporta.
¿Defensa neutra? ¿Es neutral defender los derechos humanos?
No.
No se puede ser neutral ante su transgresión. Tampoco en su defensa. Es necesario ser militante a favor de los derechos humanos.
Todos y cada uno de los políticos retratados en el anuncio de Amnistía han sido denunciados por violaciones de los derechos humanos con la excepción del secretario general de las Naciones Unidas, máximo garante de su cumplimiento.
Poner en su boca los principios de las Naciones Unidas debería ser una esperanza, no una condena.
A Fomento le entra el síndrome del censor, siempre viendo pecados más allá del objeto de su censura. Y ve atribuciones donde sólo el juicio de los ciudadanos es válido.
¿Existe en el vídeo alguna acusación explícita?
No.
El Ministerio debería limitarse a constatar que la campaña es de interés general porque defiende y promueve los derechos humanos. No debería juzgarla publicidad política, y por tanto prohibida, porque su objeto es la defensa de principios universales y no hace ninguna crítica explícita a nadie.
¿De dónde saca Fomento que la campaña ataca "a grupos políticos, religiosos o profesionales"?
¿Y de dónde que atribuye a esos políticos la violación de derechos humanos?
El juicio debería ser exclusivo de los ciudadanos y de las televisiones que decidan transmitir el anuncio.
El resto es censura.
Fomento niega la tradición del Yo acuso de Emile Zola, imprescindible para la defensa de los derechos en la democracia. Imprescindible para la crítica responsable y para la libertad de expresión. Ciudadanos que acusan sin miedo porque las leyes protegen su libertad. Acusados que identifican quién los acusa, responsables de sus acusaciones.
Pero en la era de la boba corrección política vivimos la banalidad del mal y el sometimiento de los principios universales a las reglas de la política.
Amnistía defiende y no acusa.
Juzguen los ciudadanos y quienes quieran contribuir a la campaña o la rechacen.
Dice el Ministerio en su nota que "la no aceptación de la exención de cómputo no impide que Amnistía Internacional emita dicho anuncio en las cadenas de televisión que lo deseen".
Entonces no es "publicidad de contenido esencial o primordialmente político", porque si lo fuera también debería prohibirse, según la ley.
Fomento se lía y contradice.
Y lo hace porque acusa a Amnistía con falsedad. Juzga sus intenciones con una lectura subjetiva. Y ni la ley ni la administración deben juzgar así. Sus decisiones no deben ser subjetivas, sino lo más objetivas posible. Sólo están legitimados para considerar y decidir sobre hechos.
Y los hechos son imágenes de un grupo de políticos de todo el mundo a quienes se pone en boca artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Cuando esa defensa inquieta, el gobierno debería revisar sus principios y su forma de defenderlos.