El reglamento que desarrolla la ley Sinde contra las descargas se ha vuelto a quedar en un cajón. Otro esperpento de un gobierno sin rumbo. Una vez más, el ejecutivo de Zapatero llega en el tiempo de descuento y con una descoordinación política sólo superada por su torpeza comunicativa. Muchos de sus cada vez más escasos seguidores ven cómo se apuran decisiones que parecen limpiar el camino a Rajoy en temas polémicos. El enfrentamiento en el Consejo de Ministros entre partidarios de aprobarla y detractores escarmentados y temerosos de la protesta en las redes sociales volvió a dejar inactiva la ley. El absurdo es mantener una norma tan controvertida e ineficaz cuando crece la oferta legal de contenidos digitales, necesitados de nuevas licencias y un mejor reparto de derechos de autor. Lo peor es que en el PP tampoco hay claridad para desarrollar una nueva ley de propiedad intelectual adecuada a la tecnología y los hábitos de consumo.
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