El presidente Rajoy calla. De líder de la oposición repetía que hablaría cuando tuviera algo que decir. Por ahora, calla y deja la palabra a la vicetodo, Soraya Sáenz de Santamaría, y a sus ministros. Rajoy también prometió “la verdad por delante” y usó el viejo refrán de “llamar al pan, pan y al vino, vino” para distinguirse de su predecesor. Pero la verdad es incómoda y tiene muchos nombres. El Gobierno no ha hecho más que arrancar y ya se ha parapetado en los tecnicismos de Luis de Guindos, el lenguaje ideologizado de Ana Mato o la altanería de tertulia televisiva de José Ignacio Wert. Para remate, Ana Botella se estrena en la Alcaldía de Madrid prometiendo austeridad frente a ese “hombre que piensa en grande” con el dinero de los ciudadanos, el ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. El candidato que ganó unas elecciones hace seis meses sabiendo que dejaría la Alcaldía.
El lenguaje retrata. Rajoy calla, pero las palabras del gobierno predicen sus políticas.
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