Frasear como en el jazz. Yendo y viniendo, yendo y viniendo o. Sí. Saltando de una frase a otra. Hasta encontrar sentido más allá del sentido.
Haruki Murakami no escribía. Tenía un club de jazz. Montmartre en Tokio. Mejor, ecos de F. Scott Fitzgerald y Dylan Thomas en Japón.
"Prácticamente todo lo que sé sobre escribir lo he aprendido de la música". No es extraña la frase de Murakami tras escuchar a Wayne Shorter.
Arrancar. Parar. O seguir una frase por el tiempo hasta retorcerlo y no saber ya si está delante o detrás el hecho, o el acontecimiento está sólo en la frase o en esa nota líquida en el aire negro y humo de la noche. Adelante y atrás como en El perseguidor. "Todo el mundo sabe las fechas menos yo", se quejaba Johnny. Julio Cortázar escribía. "Esto lo estoy tocando mañana", volvía a quejarse Johnny.
Y todos paraban de tocar.
Sólo la letra seguía su ritmo en el cuento de Cortázar. Su cuerpo jugando con el tiempo de la eterna juventud.
Monk, Thelonious.
Escribir con esa frase del piano. Arrancar. Y después ese saxo, otro personaje llena la escena.
En los cuentos de Raymond Carver la presencia del otro y sus quejas, sobre todo sus quejas, le roban la palabra al narrador.
Fear of the past rising up
Fear of the present taking flight
El tiempo mareado por los subidones de Charlie Parker y un asalto altanero (saxo tenor) de Jean Genet.
JRJ
Juan Ramón escuchaba jazz en su exilio norteamericano. Poesía pura. Música pura. Pura literatura.
Hasta los croonies. Los coros de Nick Cave son como ese dios ondulante en los versos de Juan Ramón.
Haruki Murakami habló una vez con Wayne Shorter.
Y se puso a escribir.
"Lo más básico es el ritmo(...) Después viene la melodía que, en literatura, es el apropiado arreglo de las palabras para armonizarlas con ritmo (...) Después está la armonía: el sonido mental interno que soporta las palabras. Entonces viene la parte que prefiero: improvisación libre. A través de un canal especial, la historia llega emanando libremente desde el interior. Todo lo que tengo que hacer es mantenerla en el flujo".
"Las cosas se lo van llevando de un lado a otro" (Julio Cortázar, El Perseguidor).
Como en el jazz, como en la literatura. Straight, no chaser