Spotify consigue un millón de suscriptores de pago, el 15% de los 6,7 millones de usuarios activos de su streaming de música, con un total de diez millones registrados. La empresa empieza a acercarse a la sostenibilidad desde su lanzamiento en 2008.
El servicio de streaming lanzado por Daniel Ek ya es la segunda fuente de ingresos de las discográficas en Europa y planea su lanzamiento en Estados Unidos, donde la competencia es mayor y las discográficas temen erosionar sus ingresos en iTunes, líder en ventas de música digital.
Con ese 15% de conversión de usuarios al pago, Spotify podría comenzar a ser rentable. Los responsables de la compañía siempre han cifrado en un diez por ciento la necesidad de conversión de usuarios gratuitos al pago para poder afrontar los costes de los derechos.
Pero la rentabilidad para la música todavía no está tan clara. Especialmente para los músicos. El streaming paga derechos a las sociedades de gestión de derechos de autor, a las distribuidoras digitales, a las discográficas y derechos de autor. En España grupos como Vetusta Morla han conseguido cien euros al mes como máximo.
La industria musical ingresó por streaming 9,4 millones de euros en España en 2010, el 24% de los ingresos de la música digital, 38,6 millones de euros en un mercado total de 166,4 millones, según los datos de Promusicae.
Un usuario de streaming tiene un coste de 6 o 7 euros al mes entre derechos, conectividad y gestión. Escucha entre 20 y 30 canciones al día, alrededor de 125 minutos y se calcula que es necesario alcanzar unos ingresos de unos 75 euros al año para alcanzar la rentabilidad, según datos de la industria.
Spotify necesita usuarios de pago para sostener el negocio. Las cuentas de su filial británica en 2009 muestran que el 60% de los ingresos son de pago frente a un 40% de la publicidad. Spotify ingresó en Gran Bretaña 11,32 millones de libras con unas pérdidas de 16,6 millones.
En los ocho primeros meses de 2010 pagó 30 millones de euros en derechos por la música. Y ha pagado 40 millones de euros en derechos desde su lanzamiento.
Sus acuerdos con las grandes compañías discográficas le permiten rebajar los costes. En España, una compañía como Yes.fm debe pagar entre 0,1 y 0,15 euros por cada canción y hasta el 16% por ciento de los ingresos para Agedi, la sociedad de gestión de derechos de autor.
Las cuentas no contentan a todos, pero un millón de usuarios de pago por la música son un récord en Europa.
Spotify lo ha conseguido con su apuesta de negocio 360º (pago, publicidad, venta de canciones, promociones, etc.) y limitando la escucha gratis, multiplataforma y con suscriptores por la música en el móvil y sin publicidad. Pero también haciéndose más social y gestionando toda la música de los usuarios en sus equipos, lo que le permite reducir costes de streaming.
La fórmula de financiación mixta puede funcionar económicamente para las empresas. Para los músicos y discográficas, con algunas excepciones entre los grandes éxitos, no es rentable económicamente frente al resto de soportes, pero todos reconocen que la música en cualquier lugar y a través de cualquier aparato es el futuro.
Según los últimos datos del EGM, el 22,7% de los internautas españoles ya escuchan música en streaming a la carta, y siguen aumentado. El desafío de las compañías es conseguir más usuarios de pago y aumentar sus ingresos por publicidad, tanto de la radio como de la publicidad en internet.
Entre las claves de su futuro está conseguir más fondos para financiarse; el impacto de la nueva política de suscripciones de Apple, que puede afectar a sus ingresos con la comisión del 30% en iPhone y iPad; y el desarrollo y crecimiento de nuevos servicios de las operadoras móviles, como Vodafone.