Saturday, March 23, 2013

El gobierno presiona a las televisiones



La televisión necesita otra carta de ajuste. La TDT revienta por el permanente intervencionismo político y un modelo audiovisual insostenible. El presidente de RTVE alerta de la insostenibilidad de la televisión pública sin publicidad y el gobierno de Rajoy ha provocado un terremoto al anunciar que las grandes televisiones tendrán que devolver canales que el ejecutivo de Zapatero les regaló en 2010 sin concurso público. Desde el inicio de la nueva era audiovisual con la creación de las nuevas cadenas y el despliegue de la TDT la televisión no ha parado de dar vueltas.

Las televisiones se sienten traicionadas por el ejecutivo. Los rumores sobre la vuelta de la publicidad a RTVE son constantes mientras la privatización de las autonómicas encuentra más problemas de los previstos por el PP. TVE quiere más dinero para frenar su déficit de 113 millones de euros en 2012 mientras cadenas y operadoras de telecomunicaciones con oferta audiovisual inventan argucias para pagar menos tasas a la televisión pública.

El ministro José Manuel Soria y los técnicos de Industria intentaron el verano pasado aprovechar la obligación de liberar y reubicar frecuencias del dividendo digital para reducir canales tanto de las cadenas comerciales como las públicas. Las tensas negociaciones acabaron con un acuerdo para comprimir las frecuencias y no reducir una oferta en la que se han invertido muchos recursos.

España es el cuarto país europeo con más canales nacionales en abierto (datos y gráfico del Observatorio Audiovisual Europeo), a los que hay que sumar autonómicos y locales. Pero es uno de los más restringidos en televisión de pago y contenidos premium. Ningún gran país europeo ha sufrido estos años una erosión tan grande en el mercado, con la desaparición de la mitad de la publicidad, ni tiene tan concentrado el negocio de la televisión en dos grandes grupos, Mediaset y Antena 3, que dominan el mercado con una facturación que supone la mitad del negocio publicitario total.


La sentencia del Supremo y la decisión del gobierno afecta a los cinco primeros grupos de comunicación del país, como se ve en el gráfico. A Mediaset (2 canales) y a Prisa como accionista, a Planeta con tres canales de la nueva Atresmedia, y a Vocento y Unidad Editorial, con sus canales de TDT alquilados.

La aplicación “estricta”, como dijo la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, de una sentencia del Supremo sobre los nueve canales mal adjudicados rebajaría el duopolio de Mediaset y Antena 3, y dejaría a concesionarios como Net TV (Vocento) y Veo TV (Unidad Editorial) con dos canales frente a los cuatro actuales. Los defensores de la medida reclaman canales para nuevos operadores o una reducción de la oferta para potenciar la nueva televisión por internet. Las cadenas denuncian inseguridad jurídica y un chantaje a las televisiones en la crispación de los escándalos de corrupción, con el caso Bárcenas, las protestas contra las políticas del PP y el gobierno llenando páginas y minutos de telediario.

Por eso no sorprende que El Mundo titule su editorial El gobierno machaca a los medios para quejarse de un estrangulamiento económico en el que no falta presión política e informativa. Los grandes grupos ya negocian a toda prisa con el ejecutivo de Rajoy. Tienen menos de un año para llegar a un acuerdo. Habrá que vigilar portadas y escaletas de telediarios para observar cómo afecta una medida económica a la independencia y el rigor de la información, víctimas a menudo también de la concentración.

Sobra intervencionismo político, falta plan y se echa de menos una autoridad audiovisual independiente -esa a la que permanentemente se oponen las televisiones- para diseñar una televisión en plena revolución digital y para garantizar a los ciudadanos y la democracia la independencia de los grandes grupos y medios de comunicación.