Wednesday, May 14, 2008

El toque Jobs en Esquire

Cuando Andrés Rodríguez me pidió un perfil de Steve Jobs para Esquire le confesé mi traición. Después de haber participado, como él, en la fundación del primer medio hecho íntegramente con Mac (el diario El Sol en 1990) llegué a abominar de los malos caprichos de la manzana. Pero miré a mi iPod y pensé que una reflexión sobre Jobs valía la pena.
Y ahí está en el número de mayo de Esquire. A ritmo de Bob Dylan y la rueda del dharma, eso sí:
Estilo. Es el toque Jobs. Gusto. “El único problema con Microsoft es que no tienen gusto. En absoluto ningún gusto”, ha dicho de su peor rival y vida paralela, Bill Gates. El diseño es cultura. Y Steve Jobs es un devoto.
Terminator Jobs en estado puro. Así lo recuerdan muchos de sus empleados. Implacable. “Tienes una gran idea. Steve llega y se pasa los próximos días diciéndote lo mala que es”, ha dicho Steve Capps, uno de sus ingenieros. “Muy poca gente ha trabajado para él más de una vez”.
Well, I wanna be your lover, baby,
I don't wanna be your boss

¿Es ese el gran jefe? ¿El tipo que inventó Apple en un garaje californiano con Steve Wozniak?
Jobs. Polo negro de cuello cerrado. Mangas remangadas. Levis 501. Estilo Jobs. Todos atentos siempre a sus zapatillas. Casi siempre New Balance en los pies. Pero el negocio obliga y Steve cambió a Nike cuando la marca patrocinaba un modelo de iPod. Marketing personal. Último calzado para presentar novedades: todoterrenos de trekking.
Steve Jobs es imagen. Viste con identidad corporativa y miles de admiradores lo imitan en todo el mundo. Es como Mao, pero con pelo y barba menos plastificados que la imagen pop creada por Andy Warhol.
Once upon a time you dressed so fine

Y para rematar, comparto número con un clásico: el retrato que Gay Talese hizo de Frank Sinatra para Esquire en 1966.