Monday, November 22, 2004

III Congreso de la Lengua: las ponencias (II)


Bieito Rubido
Periodista. Director de La Voz de Galicia

La proyección de la lengua es la aportación que cabe demandarnos a los periodistas y a los medios de comunicación.
Nosotros tenemos evidentes responsabilidades en la utilización y fijación de las normas que imponen la cultura y la lengua hispanoamericana, pero no es nuestro papel definirlas, sino cumplirlas.
Es tal la riqueza de la cultura que hemos heredado que no tenemos nada que echar de menos o envidiar a otros. Puede que nos ganen en renta per cápita, en capacidad económica o en plataformas de difusión e influencia. Pero no en cultura y civilización.
Resulta necesario diferenciar qué son interrelación y préstamo entre culturas --siempre enriquecedores-- y qué es suplantación de una por otra --siempre empobrecedora.
Antes recurríamos al griego y al latín para nombrar los nuevos inventos, como fotografía o televisión, pero hoy ya decimos compact disc y home cinema.
Tenemos una potente cultura, amalgamada a base de siglos y de integración de diversidades, pero hemos dejado de hacerla protagonista. Tenemos un idioma común rico y fuerte, pero permanecemos impertérritos cuando observamos que en otras latitudes se le identifica con la subcultura y el atraso.
Todavía hoy, en las redacciones de nuestros periódicos, de nuestras televisiones, de nuestras radios y de nuestros servicios de Internet, recibimos como oro en paño toda cuanta innovación llega de la gran metrópoli, como si esa procedencia fuese inequívoca garantía de calidad. Y dejamos a un lado de la mesa --más bien cerca de la papelera-- cuanto surge del talento de Buenos Aires o de Barcelona. Gastamos ríos de tinta y extensos minutados en fenómenos positivos de la cultura dominante --un músico, un cineasta, una investigación-- y sólo prestamos atención a lo que sucede en nuestro mundo hispano si es negativo o habla de revueltas, crisis, desgracias personales y sociales.
Es hora de que pongamos en valor nuestra cultura ante nosotros y ante nuestras sociedades. Y es hora de que nos interrelacionemos y acabemos con los compartimentos estancos.
Los medios de comunicación hispanoamericanos deberíamos contar con un cauce de relación estable en el que conocernos, poner en común nuestras ideas y alentar proyectos que den más relevancia a nuestra cultura. Estoy seguro de que ese foro, si llegase a crearse, sería un vivero de creatividad y de él podrían surgir grandes iniciativas, como, por ejemplo, dar cohesión y desarrollar el sector estratégico del audiovisual en español.

P21 | III Congreso de la Lengua: las ponencias (I)