Monday, May 27, 2013

Evasores digitales


¿Qué ocurre cuando monstruos de la tecnología como Google, Apple, Facebook o Amazon utilizan sus algoritmos para la ingeniería fiscal? ¿Pueden los estados responder a la velocidad de procesamiento digital? Pagan paupérrimos impuestos, pero las investigaciones en España, Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos muestran que aprovechan las ventajas fiscales de muchos países. La velocidad inmaterial de parte de su riqueza facilita lo que el presidente de Google, Eric Schmidt, llama “sólo capitalismo”.

Los grandes de internet piden simplificación fiscal. El jefe de Apple, Tim Cook, reclama impuestos para la velocidad de la economía digital, no anclados en la pesadez de las mercancías. Y ofrece renunciar a trucos como cotizar en países con impuestos bajos o ilusiones contables como los precios de transferencia.

El líder laborista, Ed Milliband, pide a Google respeto a su lema de no hacer el mal y que sea un capitalista responsable, no un saqueador digital. El político británico recuerda al buscador su apoyo al software libre y su filosofía participativa para no abusar de los consumidores y pequeñas empresas, incapaces de competir con la ingeniería fiscal de las multinacionales.

“No existe regulación capaz de responder a la complejidad de internet”. Milliband recuerda el poder del supercapitalismo financiero, cuya velocidad desborda la economía real y ha inflado las últimas burbujas, pagadas por los ciudadanos (también con más impuestos frente a las empresas).

Un pionero de internet, Jaron Larnier, se queja en su último libro de la destrucción de la clase media cuando lo digital impone una economía informal: “Antes la gente recibía beneficios formales: salarios, pensiones y seguridad social. Ahora recibe pagos informales en reputación o trueques”.

La economía digital ha creado nuevos empleos y negocios a un ritmo incapaz de seguir por la vieja economía. En esa tensión disruptiva el mayor peligro es dejar a demasiada gente y comunidades sin recursos reales. Que los grandes del mundo digital dejen de ser líderes creativos para convertirse en élites extractivas.


Columna en los diarios de Vocento