Wednesday, June 27, 2012

Flipboard, Pulse y el déficit de negocio en los nuevos canales

The New York Times anuncia la integración de sus contenidos de pago en la aplicación Flipboard para el acceso de sus suscriptores. Las revistas de Conde Nast como Wired y The New Yorker -de pago en sus aplicaciones propias- retiran sus versiones para esta aplicación por su incapacidad para generar ingresos publicitarios. The Wall Street Journal apuesta por Pulse y sus suscripciones de pago para llegar a nuevos suscriptores con una oferta diferente.
Detrás de estos diferentes y contradictorios movimientos se esconde la búsqueda de un nuevo negocio para los medios cuando el canal deja de ser suyo y el contenido se distribuye a través de diferentes plataformas y aplicaciones.
La discusión sobre el negocio gratuito y el de pago resurge cuando los nuevos canales de los medios contextuales -para diferentes plataformas, dispositivos, hábitos de consumo y optimizados para la edición social- reproducen los mismos déficits de negocio que ya sufren los medios.
Ni Flipboard es capaz de generar suficiente publicidad con un modelo de negocio gratuito ni Pulse consigue suficientes suscriptores para los contenidos de pago de los medios.
Los medios no pierden presencia con este movimiento y controlan mejor su negocio. Todos seguirán estando en Flipboard y Pulse a través de los feeds RSS o de las recomendaciones de los usuarios, pero a través de sus páginas, con sus contenidos, publicidad y diseño, aunque no sea el optimizado para las aplicaciones de móviles y tabletas. Para eso están sus propias aplicaciones, donde el negocio y la audiencia depende de ellos y no de otros.
Los medios tienen que estar donde está el tráfico, pero con la mejor forma de estar para preservar su marca, contenidos, negocio y relación con los usuarios.


Tres son los problemas principales de las nuevas aplicaciones para el negocio de los medios:

1. Los usuarios continúan prefiriendo el acceso a la web desde los smartphones y las tabletas frente al uso de aplicaciones. Flipboard tiene ocho millones de usuarios y Pulse acabó 2011 con once millones, con un fuerte empujón gracias a su presencia en Kindle Fire, para situarse ahora en los 15 millones, un importante crecimiento.
Pocos para el total de usuarios de móviles y tabletas, y aún insuficientes para despertar un negocio publicitario que experimenta y al que le cuesta adaptarse a las aplicaciones.

2. Los medios no pueden perder el control de la distribución y de la audiencia cuando el soporte vuelve a ser importante con las aplicaciones y las nuevas plataformas. Cuando se pierde el contacto directo y la gestión del público, el cliente es de otro. Los medios se convierten entonces en meros proveedores de contenido, un negocio diferente y aún por desarrollar en el mercado digital.

3. Las nuevas aplicaciones tienen los mismos o mayores problemas que ya sufren los medios para generar nuevo negocio publicitario y de pago. Y normalmente ofrecen menos posibilidades para otros ingresos como el marketing directo.


Ante esa situación y la realidad de una distribución cada vez más fragmentada a través de distintos canales y plataformas (NYT Everywhere, le llama The New York Times) la elección de los dos diarios es clara a favor del pago por contenidos.
NY Times permite el acceso a la suscripción digital a través su versión para Flipboard e intenta sumar la parte de la publicidad que la aplicación consiga.
The Wall Street Journal también apuesta por la suscripción, pero aprovecha Pulse para llegar a nuevos suscriptores con tres ofertas de bajo precio adaptadas a su tipo de usuario: 99 centavos por un canal elegido por los editores o US$ 3,99 las secciones de tecnología o política.
La elección del Times es clara: no reducir el acceso a sus suscriptores ni compartir sus ingresos con Apple, con su comisión del 30% sobre los pagos en iOS. Si Flipboard consigue anunciantes, aumentará los ingresos. Si no lo hace, es servicio a sus clientes.
El WSJ es un movimiento promocional. Debe compartir los ingresos de las suscripciones con Pulse y los dueños de las plataformas (Apple, Amazon), pero espera atraer suscriptores futuros y extender su marca.

La retirada de las revistas está justificada: si no hay negocio, no hay contenidos para un tercer canal. El gran problema de las nuevas aplicaciones, adaptadas a la edición social y a la personalización, es su fortaleza en usabilidad y su debilidad en negocio.
La historia se repite.

Los medios son contenidos, pero no sólo. Son soportes de esos contenidos, canales de distribución y comunidades de audiencia y usuarios. No pueden perder el control de esos elementos a no ser que cambien su negocio al de proveedores. Pero es otro negocio que desmonta la economía de los medios.
Las aplicaciones, por su parte, son por ahora sobre todo tecnología, interfaz, usabilidad y canales de acceso.
Las plataformas -iOS, Android, Google o Facebook- cumplen la doble función de convertirse en acceso a los medios y de aportar audiencia, pero cuando las propias plataformas y las aplicaciones lanzan un desarrollo de negocio lo hacen -con excepción de Apple y Amazon- sin aportar suficiente valor.
Una aplicación como Flipboard es útil y muy manejable para acceder a los contenidos, igual que otras como Zite o Pulse, pero aprovechan el contenido y el negocio de los medios sin crear nuevos ingresos ni modelos de negocio.
Los medios ya son aplicaciones y el flujo social ordena y orienta el consumo de contenidos, pero esas funciones las cumplen las aplicaciones de los propios medios. Cuando se integran en otras no pueden fagocitar el negocio original (por ejemplo con la eliminación de la publicidad original en Flipboard) porque entonces se convierten en enemigos en lugar de en nuevos canales y distribuidores.
El negocio de las aplicaciones no está en replicar ni fagocitar el de los medios que les aportan usuarios y contenidos.