Tuesday, April 29, 2008

59 segundos, a disposición de Zapatero


Ni un gramo de periodismo. Siete periodistas con Zapatero durante más de una hora y el periodismo ni asomó. Así vamos, pero cuidado, el comienzo de primavera es bueno. Lo dijo el presidente del Gobierno, no el hombre del tiempo, en el programa de TVE 59 segundos. Un espacio a su entera disposición para empezar esta legislatura como gran hombre de Estado y hacedor de paraísos terrenales.
Ni una pregunta concreta. Ni una repregunta para acotar la verborrea de un presidente incontinente.
Los 59 segundos acotados del programa no regían para el presidente cuando más falta hacían. Los periodistas tampoco lo interrumpieron para sacarlo de su panfleto propagandístico. Nada.
A la cita no fueron citados los responsables de grandes diarios, como con la lideresa Esperanza Aguirre. ¿No querían ir o el presi no estaba para grandes faenas?
Zapatero soltó su rollo y aburrió hasta a los más fieles de su nuevo equipo personal de La Moncloa. El periodismo escondió la cabeza en un programa a mayor gloria de esta nueva legislatura.
Ni supimos por qué y cómo se pagan rescates en Somalia, ni qué se va a hacer para evitar nuevos secuestros, ni cuál es la responsabilidad del Gobierno en la nefasta gestión de la crisis del aceite de girasol, etc.
Eso sí, los representantes de los medios se afanaban en encontrar los mejores pies para que el presidente Zapatero vendiera su retórica sin límites.
En muchos momentos José María Calleja, Margarita Sáenz Díez, Fernando Ónega, Antón Losada, Charo Zarzalejos y hasta Casimiro García Abadillo, vicedirector de ese diario El Mundo con el que Zapatero tiene esa relación mutua tan beneficiosa para ambos (por mucho que en elmundo.es le quieran salvar la cara), competían para servir al presidente la mejor alfombra roja.
Patético.
Los profesores de periodismo deberían guardar el espacio para ilustrar a sus alumnos sobre algunos males frecuentes de ese periodismo español obsequioso, falto de concreción y, a menudo, poco inteligente, más preocupado del guiño listillo que de los argumentos de fondo.
Casimiro García Abadillo comenzó saludando al orador "buenas noches y buena suerte", un recuerdo de periodismo y coraje convertido en latiguillo por el presidente, sus acólitos y los periodistas domados.
La suerte, querido Casimiro/Bruto, ya estaba echada.
59 segundos de propaganda.