Saturday, March 10, 2007

La movilización hiperreal del PP

El PP convoca a los ciudadanos a la calle contra la política del gobierno. Con ensayo incluido en aplicación práctica de la vieja estrategia de la escalada de la tensión.
Jean Baudrillard estaría encantado si aún viviera. La hiperrealidad se impone a lo real. "El simulacro es real", dice el Eclesiastés, como gustaba de repetir el pensador francés. Y la situación política española le da la razón.
Crispación.
Es el fruto de muchas irrealidades. La ferocidad del atentado del 11-M, recordado mañana por encima de disputas políticas, sobrepasó a una gran parte de la población y al gobierno de José María Aznar. La movilización ciudadana y el resultado de las elecciones encastillaron al PP en una frustración arrojada con violencia contra los demás con el fantasma de la ilegitimidad.
Y el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se lanzó a una reconstrucción de la sociedad y el estado agitando la ciudadanía y la reforma territorial. Y también cayó en el simulacro. Junto a derechos reales y necesidades importantes centró los esfuerzos de su gobierno y su partido en reformas costosas o incomprendidas para una parte de la población.
Y por ahí el PP encontró su filón. El discurso dió la vuelta y la "revolución cívica" es ahora la bandera de los populares.
Agitada con tanta violencia, encono e indiferencia a la realidad que algunos temen una reconstrucción de un guerracivilismo peligroso.
Sobre semillas de verdad el PP ha construido un discurso que no permite diálogo alguno con un gobierno que puede haberse equivocado en muchas cosas, pero que sufre una ruptura política como no habíamos visto.
El hiperrealismo del exceso y la sentimentalización de la política nos devora. Y rompe el diálogo para volver a convertir en contendientes a quienes sólo deberían estar separados por la razón y la política.
Será difícil reconstruir la realidad después de tanta tensión sentimental.
Tarea, seguro, para otros políticos y para la vuelta a la razón política, con pasión, pero sin encubrimientos.