Wednesday, March 28, 2007

80 céntimos fuera de la realidad



80 céntimos por un café. Al presidente José Luis Rodríguez Zapatero se le paró el reloj de la realidad hace mucho tiempo. Demasiados años de política profesional, tan poco tiempo en La Moncloa y tan encastillado. Quien sólo toma café en lugares subvencionados con los impuestos de los ciudadanos como el bar del Congreso sólo conoce esos precios.
A nuestros políticos les falta realidad.
También a sus asesores y a los periodistas. Por eso tantas polémicas crispan tanto, hacen tanto ruido, y luego no se reflejan en la vida real, en los referendos, en las elecciones.
Quizá por eso quien preparó los temas de las preguntas de los ciudadanos al presidente del gobierno en TVE no reparó en el precio real, a pie de calle, de un café.
La locuacidad de mucho eslogan, demasiada generalidad y poca concreción naufragó en la realidad frente a 42 preguntas. El resto de los cien ciudadanos elegidos tendrán que enviarlas a Moncloa, si aceptan la invitación de Zapatero.
80 céntimos. La distancia entre ese precio y el del café real es una metáfora de la distancia entre nuestros políticos y gobernantes, y la calle.
José Luis Rodríguez Zapatero ganó hace tres años un debate electoral a Mariano Rajoy porque estaba más cerca de la realidad del país que un hombre con ocho años de ministerios y gobierno a la espalda.
El líder del PP tendrá dentro de unas semanas una nueva oportunidad para demostrar si está más cerca de la realidad que el presidente. Y deberá ser capaz de aprenderse bien las respuestas, al menos como el presidente: un dato y un detalle para cada tema.
Los cien ciudadanos de Tengo una pregunta para usted no decepcionaron. Sus cuestiones bajaron a la realidad. Otra vez los periodistas debemos tomar nota de los ciudadanos. Telemadrid emitía al mismo tiempo un debate típico entre tertulianos conducido por Ernesto Sáenz de Buruaga. La diferencia entre la entrevista de ciudadanos al presidente (a pesar de cierta falta de ritmo y dudas en los discursos de los encuestadores) y la cansina redundancia periodística -de temas, posturas y actitudes- era abismal.
Más realidad. En la política, en la tele y en el periodismo, por favor.