Monday, July 15, 2002

La CNN apuesta por las estrellas


“La información es la estrella” fue durante mucho tiempo el lema de la CNN. La competencia con Fox News (propiedad de Murdoch) y la pérdida de audiencia de los telediarios de las grandes cadenas están cambiando ese principio. Cuando Ted Turner creó la primera cadena de información 24 horas creía firmemente en él. Durante casi toda su existencia la CNN apostó por reporteros y no por presentadores: era irrelevante quién estaba frente al micrófono, incluso qué programa se emitía, lo esencial eran las noticias, todo el tiempo. Sólo Larry King aparecía con nombre propio y sus sempiternos tirantes para poner un toque personal. Todo demasiado frío, todo demasiado serio… todo tan importante, piensan ahora algunos de sus ejecutivos.
La estrella fue el cielo de Bagdad en llamas asaeteado de misiles, los marines asaltando las casas de Granada en la última invasión de un país de Caribe por su poderoso vecino, los gritos angustiados de los heridos atrapados entre los escombros de la embajada norteamericana en Sudán… el perenne rugido de los carros de combate israelíes por las calles de Gaza.
Pero desde hace algún tiempo la estrella es también Paula Zahn y su pinta de starlette de melodrama de la Warner, Lou Dobbs y su mirada teatral de tiburón de los mercados financieros. Desde el 24 de junio se ha sumado Connie Chung, que con un contrato de dos millones de dólares anuales –el mayor pagado por la cadena hasta el momento– intentará arrebatar el liderazgo de la audiencia a Fox News, que desde comienzos del año vence a la CNN en los ratings. La receta: “Humanizar las noticias: explorar a la gente y su drama tras las principales noticias del día”, según la cadena. La promesa de la nueva estrella: más protagonistas y menos expertos, más gente corriente a la que le pasan cosas y menos alta diplomacia, completado con las entrevistas que la hicieron famosa en la CBS acompañando a Dan Rather, uno de los gurús de la televisión norteamericana.
Las información también necesita estrellas, piensan ahora en la sede de la CNN en Atlanta.

New York Times