Los asesinos de ETA tenían en la mirilla al filósofo Fernando Savater. La ceguera del fanatismo totalitario contra la inteligencia.
Otra vez el mal de España de Unamuno, el mal de todos los totalitarios, se cierne sobre la inteligencia, se coincida o no con ella.
¡Muera la inteligencia! gritan los etarras con rechinar de dientes como los generales tuertos amenazaban a los profesores queridos.
Siempre igual.
El nacionalismo creando guetos dentro del país propio y expulsando de la comunidad a quienes declaran extraños porque no coinciden con sus ideas.
Que lean, que lean a Savater. Que analicen su pensamiento en lugar de vigilar sus movimientos.
¡Vivan los intelectuales combativos!