Sunday, April 15, 2007

Votos dudosos

Las sospechas sobre el voto por correo para las próximas elecciones en Melilla avivan los fantasmas sobre el proceso electoral en la era de la partitocracia.
Los partidos políticos son devoradores de votos. Y en una democracia todavía joven e inmadura, donde la sociedad civil es tan débil, la presión electoral arrasa con las reglas de la democracia formal.
El voto por correo y sus reglas son a menudo puestas a prueba por los partidos. La lucha por los votos de los inmigrantes es clásica en muchos territorios. A menudo los partidos bordean o caen en delitos electorales, pero la vigilancia es laxa y la indiferencia social, alta.
Cuanto menos participativo -por capacidad o vocación- es el ciudadano, más amenazada está la libertad de su voto.
En mi tierra, Galicia, el carretaxe es una fiesta. Enternece ver a aldeas y asilos enteros con el voto bien dispuesto, el político prestando su coche o alquilando el autobús para llegar al colegio electoral. Los más probos regalan bocadillo hasta para las mandíbulas cansadas de los mayores. Alguno, si la cosa está difícil, incluye festa do pulpo o visita a algún lugar turístico.



Es la fiesta del voto, fiesta de la democracia, proclaman machaconamente los devoradores de votos.
Cuando las reglas de la democracia formal se quedan cortas para los trucos electorales clásicos, la nueva democracia para ciudadanos ciborgs anuncia la obsolescencia de las leyes electorales, desbordada por la ciberpolítica y la ciudadanía 3.0.