Mariano Rajoy anunció en su Twitter su comparecencia para presentar su gobierno. Pero una vez más no hubo respuestas a las preguntas de los periodistas. El presidente prometió una ley de transparencia en su discurso de investidura, pero esa transparencia no existe en su labor diaria ni en sus citas públicas.
La costumbre viene de lejos. Rajoy era un habitual de la falta de comparecencias ante la prensa como líder de la oposición.
De preguntas, casi nada.
Un hábito grave en cualquier político y censurable cuando se está al frente del ejecutivo. El tuit del equipo de Rajoy usaba el verbo comparecer. Bien elegido, el diccionario nos recuerda que se comparece ante una autoridad, para informe y debate. Esa autoridad son los ciudadanos. Cada vez que el presidente del gobierno no contesta preguntas oculta a los ciudadanos las razones y argumentos de sus actos y decisiones.
Los periodistas están ante el presidente del Gobierno como representantes de la ciudadanía y depositarios activos del derecho a la información que no se puede ejercer directamente. El presidente es responsable ante los ciudadanos que lo eligen, como los informadores lo son ante el público que los escoge para informarse.
El silencio no es sabiduría ni cautela. Hay un tiempo para la reflexión y las decisiones, y otro para comunicarlas y explicarlas. Los ciudadanos tienen derecho a saber las razones de su gobierno y su presidente. Cuando Rajoy no contesta a los periodistas, no los castiga a ellos, enmudece ante los ciudadanos y les oculta información de primera necesidad.
El presidente prometió en su discurso de investidura "gobernar desde el diálogo y la transparencia". Su primer gran acto, el nombramiento de su gobierno, es un ejemplo de lo contrario.
La transparencia empieza por usted, presidente.
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